EN CUÁNTO CALIBRA TU CONCIENCIA

25 de noviembre de 2024

 

Cada ser humano llega a este mundo con un determinado nivel de conciencia. A lo largo de su vida en esta tierra tendrá la oportunidad de evolucionar. Cuanto más ascendemos en esa escala, mayor es la felicidad y la paz que sentimos. Hasta que, en los niveles más altos, esos estados gozosos son permanentes.

De la conciencia del verdugo a la del santo hay, ciertamente, una gran distancia. El doctor David R. Hawkins diseñó, por inspiración, el mapa de la conciencia, que abarca del nivel 1 al 1000, el máximo que podemos alcanzar mientras permanecemos en el mundo. Es verdaderamente un descubrimiento apasionante. Arroja mucha luz sobre el tramo del camino en el que cada uno de nosotros nos encontramos.

En la parte inferior de la lista, por debajo de 200, se hallan la culpa, el remordimiento, el auto-odio, el abatimiento, la ira, el miedo, el orgullo… Todos estos estados son vías de acceso a la negatividad, y mientras se permanece en ellos no se puede ser feliz.

Por el contrario, el perdón, el amor, la compasión, la alegría, la paz, la aceptación…, los encontramos en la parte alta de esta escala, y conducen a la consciencia espiritual avanzada.

David Hawkins llevó a cabo la siguiente clasificación, que abarca todos los niveles posibles para un ser humano, desde las energías más elevadas a las inferiores: (1)

Paz (600): Esto se experimenta como perfección, felicidad, fluidez, y unidad. Es un estado de no-dualidad más allá de la separación y más allá del intelecto. Es una paz que sobrepasa todo entendimiento. Se describe como Iluminación […]. Es rara en el reino humano.

Alegría (540): Es el amor incondicional e inmutable, a pesar de las circunstancias y las acciones de los demás. El mundo se ilumina con una exquisita belleza, que es vista en todas las cosas. En este nivel, la perfección de la creación es evidente por sí misma. Hay una cercanía a la unidad y al descubrimiento del Ser; compasión por todo; enorme paciencia; sentimiento de unidad con los demás y preocupación por su felicidad. Una sensación de auto-realización y auto-suficiencia prevalece.

Amor (500): Una forma de ser que perdona, nutre y apoya. Que no procede de la mente, sino que emana del corazón. El Amor se centra en la esencia de una situación, no en los detalles.


Razón (400): Este aspecto distingue a los humanos del mundo animal. Existe la posibilidad de ver las cosas en abstracto, de conceptualizar, de ser objetivos, tomar decisiones rápidas y correctas. Su utilidad es enorme para la resolución de problemas. La ciencia, la filosofía, la medicina, y la lógica son expresiones de este nivel.


Aceptación (350): Esta energía es fácil de llevar, relajada y armoniosa, flexible, incluyente, y libre de resistencias internas. «La vida va bien. Tú y yo estamos bien. Me siento conectado», sería su expresión. Cumples con la vida en los términos de la vida. No hay necesidad de culpar a otros o culpar a la vida.


Voluntad (310): Esta energía sirve a la supervivencia en virtud de una actitud positiva que da la bienvenida a todas las expresiones de la vida. Es amable, servicial, quiere ayudar, y trata de estar al servicio.


Neutralidad (250):
Se trata de una forma de vida que es cómoda, práctica y está relativamente libre de emotividad. «Se está bien de cualquier manera.» Está libre de posiciones rígidas, es no critica, y no competitiva.


Coraje (200): Esta energía, dice: «Puedo hacerlo». Está entusiasmada con la vida, la productividad, la independencia, y el auto-empoderamiento. La acción efectiva es posible.


Orgullo (175): «Mi manera es la mejor manera», dice este nivel. Su enfoque es el logro, el deseo de reconocimiento, lo especial, y el perfeccionismo. Se siente «mejor que…” y superior a los demás.


Ira (150):
Esta energía se sobrepone al origen del miedo con la fuerza, las amenazas y el ataque. Es irritable, explosiva, amarga, volátil, y resentida. Le gusta «vengarse». Es como un «Ya te enseñaré».


Deseo (125):
Siempre se busca la ganancia, la adquisición, el placer, y el obtener algo que está fuera de uno mismo. Es insaciable, nunca está satisfecho, y anhela: «He de tenerlo». «¡Dame lo que quiero, y dámelo ahora!»


Miedo (100):
Esta energía ve «peligros», que están en todas partes. «Es evasiva, defensiva, está preocupada por la seguridad, es posesiva, celosa de los demás, inquieta, ansiosa y vigilante.


Sufrimiento (75):
Hay impotencia, desesperación, pérdida, pesar, y sentimiento de: «Si yo tuviera…» Separación. Depresión. Tristeza. Ser un «perdedor», como un «No puedo seguir.»


Apatía (50):
Esta energía se caracteriza por la desesperanza, el hacerse el muerto, estar en «fuga» de los demás, estar inmovilizado, y los sentimientos: «No puedo» y «¿A quién le importa?». La pobreza es común.


Culpa (30): En este campo de energía, uno quiere castigar y ser castigado. Esto conduce al auto-rechazo, el masoquismo, el remordimiento, el «sentirse mal», y el auto-sabotaje. «Todo es error mío». La propensión a los accidentes, la conducta suicida, y la proyección del auto-odio sobre los demás que son «malos» es común.
Es la base de muchas enfermedades psicosomáticas.


Vergüenza (20): Se caracteriza por la humillación, como «enrojecer de vergüenza”. Tradicionalmente se la ha acompañado del destierro. Es destructiva para la salud. La persona, en este nivel, tiende a ser cruel consigo misma y con los demás.

En general, podemos decir que el extremo inferior de la escala se asocia a frecuencias de vibración menores: menor energía, menor poder, peores circunstancias en la vida, relaciones más pobres, menor abundancia, menor amor, y peor salud física y emocional. […]

Al dejar los sentimientos negativos, hay un ascenso progresivo en la escala hacia el Coraje y luego más allá, incrementando la eficacia, hacia el éxito y la mayor abundancia con menor esfuerzo. Tendemos a buscar a esas personas. Decimos que están «elevados». Emiten la energía de la vida a todos los seres vivos a su alrededor. Atraen a los animales. Tienen tacto e influencian positivamente la vida de todos con quienes entran en contacto.


En el nivel del Coraje, los sentimientos negativos no han desaparecido totalmente, pero ahora tenemos suficiente energía para manejarlos porque nos hemos vuelto a apoderar de nuestro poder y auto-suficiencia. La forma más rápida de desplazarse del fondo hacia la parte superior es diciendo la verdad a nosotros mismos y a los demás.


Los estados de conciencia por encima de 600 son extremadamente raros en nuestro mundo. Muy pocas personas alcanzan ese despertar y esa lucidez espiritual. Señala, Hawkins, que en los niveles de energía de 700 a 1000, encontramos a los grandes seres de la historia, quienes:

[…] “Originaron las enseñanzas espirituales que innumerables personas han seguido a través de los años. Todos están asociados con la Divinidad, con la cual ellos se identifican. En estos niveles, la Luz de la Presencia lo llena todo.

Son los niveles de inspiración poderosa; estos seres colocaron en su lugar campos de energía atractores que han influido en la humanidad. Desde esos estados, la experiencia del ser interno personal no está separada de la de los demás; sino que, más bien, te sientes Uno con cada ser humano; sientes que eres también los otros seres humanos a los que ves, con los que hablas. Sientes una profunda y real Unidad con toda la humanidad. Hay una identificación de la persona con la Conciencia y la Divinidad.


El ego, el pequeño yo, la mente, han sido trascendidos. Esta trascendencia del ego también sirve como ejemplo para enseñar a los demás cómo lograr esto con el tiempo. Esta es la cúspide de la evolución de la conciencia en el reino humano”.


Todos podemos aproximarnos, cada vez más, a esos luminosos estados de la conciencia. Hawkins nos recuerda que “para que la negatividad sea aplicable a nuestra vida, primero debemos aceptarla y, después, darle la energía de nuestra creencia”.
Demos cabida en nosotros solo a lo que sea de la Luz; a lo que proceda de la Paz y la Belleza. ¿Para qué vamos a perder el tiempo por el camino, permaneciendo en niveles que nos traen problemas y nos hacen desdichados? Si es tu deseo profundo, encontrarás la manera de salir adelante y dirigirte a los estados donde la felicidad te está aguardando. Y la alegría es perpetua.

Hasta el próximo día.


                                                   

  


      1.  Hawkins, David R., Dejar ir. El camino de la liberación. Ed. El Grano de Mostaza. Barcelona, 2015

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