LA ETERNA COMPAÑÍA

28 de abril de 2025

 

Grandes maestros espirituales confirman que la condición de separación que vivimos en el mundo es el efecto de un error original: el de creer que nos hemos separado de Dios. Fue un inocente error que nunca tuvo lugar, ya que es imposible que estemos separados de nuestro Creador. 

En el origen, la promesa que le hicimos a Dios fue que permaneceríamos siempre Uno con Él y nos amaríamos mutuamente por toda la eternidad. Y esta promesa nos mantiene en perfecta unidad con la Fuente de infinito Amor que nos creó.

En la Biblia leemos que Adán cayó en un profundo sueño, pero en ningún lugar se afirma que haya despertado. (1) Seguimos dormidos, dando realidad a esta aparente condición de separación, a sus consecuencias. Y al ego, que no es creación de Dios sino nuestra; que nos susurra al oído lo que va en nuestra contra, como menciona Rosa María Wynn, quien comparte con nosotros su historia:

     “Un día, cuando tenía unos cuatro años, mientras me encontraba sentada en unos peldaños que daban al patio trasero de la casa de mis abuelos, de repente oí una voz extraña y áspera que me dijo: “Ve y asusta a Aurora y, si me obedeces, te prometo que nunca estarás sola”. Aurora era mi abuela materna y yo la amaba. Aún así, titubeé por unos segundos. Mas, por la razón que fuese, algo en mí se resistió y no lo hice. No recuerdo mucho más de lo que pasó después de negarme a obedecer, pero nunca me he olvidado de este episodio.

     Lo interesante de esta historia es que esa voz me prometió que, si le obedecía, “nunca estaría sola”. Mas la condición de “solo” únicamente puede darse en la separación, y es obvio que no forma parte de nuestra verdad, por lo que nos resulta intolerable. Y el ego lo sabe. He llegado incluso a pensar que en algún momento el ego le ha pedido algo parecido a todo el mundo y les ha hecho la misma propuesta. Y, por los actos no amorosos que hacemos, estoy convencida de que, en algún punto, elegimos obedecerle y entramos en un acuerdo con él; luego nos olvidamos de que le dimos nuestro consentimiento. Pero podemos igualmente retirarlo. Y sé que algún día lo haremos. 

     La condición de “solo” en la que se vive en el sueño es ajena a nuestra Unicidad. Todos aquí andamos buscando la unión, y la buscaremos en relaciones especiales, en grupos particulares, en partidos políticos, en equipos deportivos, entre otros, intentando sentirnos parte de o en unión con algo, lo que es natural, pues es imposible no querer estar unidos. Y buscaremos hasta que algún día entendamos que todos somos Uno y  que la Unidad es nuestra verdadera condición. (2)

Nadie, en ningún lugar de la Tierra, está solo. Con nosotros va siempre la Presencia, con su deslumbrante Luz y su indescriptible Belleza. Dios mismo nos acompaña y nos guía mientras estamos en el mundo. Y aún en nuestro sueño nos sigue amando con un incondicional Amor que brota de la Eternidad, mientras espera nuestro seguro regreso.

Un cálido abrazo.

Hasta el próximo día.     


      1. Génesis 2:21.

      2. Wynn, Rosa María, El Aprendiz Impecable. Ed. El Grano de Mostaza. Barcelona, 2012, págs. 83, 84.

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Armonía Martín
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