27 de enero de 2025
En nuestro interior hay una luz y un poder de indescriptible belleza y de un alcance ilimitado. Capaz de transformar vidas, sanar enfermedades, atraer circunstancias halagüeñas y cambiar el mundo. Podemos emplearlo en favor nuestro y para el mayor bien de todos.
Lo que tu mente cree, tu cuerpo lo seguirá. Es decir, el cuerpo manifiesta las creencias de la mente. Podemos influir en los procesos de nuestro cuerpo. Y esa llave nos conduce a la salud, porque nos permite programar el organismo para que funcione bien. E igualmente, tenemos la capacidad de crear la vida que anhelamos. La imaginación y la visualización tienen un papel decisivo en el proceso de manifestarla.
En palabras de Wayne Dyer:
“[…] Tienes que estar dispuesto a soñar y a imaginar que te conviertes en todo lo que quieres ser. Si basas tu vida en esas visualizaciones, el universo se pondrá en concordancia contigo para hacer posible todo lo que deseas, y aún más de lo que imaginabas […] Si todo lo que existe ha sido imaginado en algún momento, lo que quieres que exista para ti en el futuro debe ser imaginado ahora“. (1)
Para hacer un ejercicio de visualización, busca un lugar tranquilo y cómodo. Cierra los ojos. Toma unas respiraciones profundas y relaja tu cuerpo. A continuación utiliza tu imaginación para “ver” lo que deseas como si ya lo hubieras conseguido. Dyer cita cinco sencillos pilares para que los deseos y los proyectos de una persona se manifiesten:
Primer pilar: usar la imaginación.
“El mayor don que has recibido es el de tu imaginación. Tu mágico reino interior contiene la capacidad de hacer que se cumplan todos tus deseos. Allá, en tu imaginación, reside el máximo poder que llegarás a conocer. Es el ámbito del que dispones para crear la vida que deseas […]”
““Creyendo con pasión en algo que aún no existe lo creamos. Lo no existente es lo que no hemos deseado lo bastante”. (2) Es el poder que tiene tu imaginación cuando imaginas lo suficiente tus deseos como para convertirlos en tu realidad”. […]
“Empieza a prestar atención a las ideas que no quieres que se materialicen, y pon empeño en que se ausenten de tu imaginación. Activa la costumbre de llenar al máximo tus pensamientos creativos con ideas y deseos que tengas toda la intención del mundo de manifestar. Da cumplimiento a lo que imagines, aunque a otros pueda parecerles una locura, o algo imposible. […] Cree apasionadamente en lo que contiene tu imaginación y que todavía no existe en el plano físico”.
Segundo pilar: vivir desde el final.
“Así pues, para encarnar un valor nuevo y más alto de ti mismo debes dar por hecho que ya eres lo que quieres ser, y a partir de ese momento vivir con fe en esta asunción (que aún no se ha encarnado en el cuerpo de tu vida). Confiando en que el nuevo valor o estado de conciencia se encarnará en virtud de tu fidelidad absoluta a la asunción de que eres lo que deseas ser”. (Neville)
Wayne Dyer corrobora estas palabras compartiendo un hecho que vivió:
“[…] Tiempo atrás, al inscribirme en unos cursos de doctorado, ya me veía doctor, aunque no hubiera cursado ni una sola asignatura que me aproximase al título. Cuando me dijeron que nueve de cada diez alumnos de doctorado no se sacaban el título por no poder cumplir los severos requisitos de escribir una tesis, supe que en mi caso no sería así, porque yo ya era doctor en mi imaginación. Actué con persistencia como si mi sueño fuera ya un hecho presente.
Esta manera de “pensar desde el final” la he tenido en todas las fases de mi trayectoria profesional”.
“[…] La conclusión de Anita [Moorjani] sobre el mensaje de este capítulo es la siguiente: “Lo único que tienes que aprender es que ya eres lo que intentas conseguir”.
Así te invito yo a vivir, primero en tu imaginación, siéndolo y después, como indica san Pablo, tratando lo que no existe como si existiera. Ten por seguro que se convertirá en tu realidad”.
Tercer pilar: sentirlo.
“Al lado de mi cama, en la pared, tengo una cita de una grabación de Neville hecha en 1944: “Convierte tu sueño futuro en hecho presente asumiendo la sensación del deseo cumplido”. Es lo que leo y practico cada noche antes de dormir […]”
“Se te está exhortando a no sentir otro estado que el que deseas que se haga realidad.”Porque: “Un cambio de sensación es un cambio de destino”. […]
“Lo diré lo más llanamente que sepa: sin asumir la sensación del deseo cumplido no se cumplen los deseos. Es imprescindible, en otras palabras, aprender a asumir en tu imaginación la sensación de que ya tienes lo que deseas”.
Cuarto pilar: atención.
“Con empeño, y atención constante, podrás poner en marcha el proceso de asumir la sensación del deseo cumplido, imaginándolo, viviendo mentalmente a partir de él y sintiéndolo en el cuerpo”.
“[…] Te encuentras inmerso en el fluir de una nueva conciencia que no tiene límites. Estás pensando, sintiendo y actuando como un ser divino, una parte de la mente única y universal que sabe que todo es posible”.
En definitiva, “la decisión que te conviene es la de vivir desde el final que deseas, no hacia un final que han decidido otros por ti”.
Quinto pilar: hora de acostarse.
“Es en sueños cuando se penetra en el mundo del subconsciente, y será en ellos donde dejes tu huella y recibas tus instrucciones […]”
Con esta esclarecedora afirmación nos indica Wayne Dyer lo importante que es dormirse cada noche pensando en lo que uno quiere manifestar en su vida. Y añade:
“Usa estos momentos previos al sueño, tan valiosos, para asumir en tu cuerpo la sensación de que ya se han cumplido los deseos que abrigas, sean cuales sean”. […] “Si tu subconsciente recibe la convicción de que tienes dinero, lo tendrás. Si recibe la convicción de que Soy feliz, Estoy bien de salud, Estoy satisfecho, Soy amor, Soy sabio o cualquier otra afirmación que introduzcas en él con firmeza, lo trasladará a tu realidad física”. (3)
Os animo, apreciad@s amig@s, a que pongáis en práctica estas técnicas extraordinarias, que son una manera de reconocer y activar el poder de Dios en nosotros.
Un afectuoso abrazo.
Hasta el próximo día.
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Dyer, Wayne. Todo lo que puedas imaginar. Ed. DEBOLSILLO, Barcelona, 2013, pág.86.
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Cita de Nikos Kazantzakis en Zorba el griego.
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Dyer, Wayne, ibid., págs. 103 y ss.
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